1. PROYECTOS DE OUTSOURCING
Los
proyectos de outsourcing son, quizás, los que exhiben un mayor
desarrollo en los últimos años dentro de las opciones de inversión en mejora
que buscan las empresas para optimizar la rentabilidad de su gestión. Esto se
explica por las claras ventajas que se han podido observar en aquellas
instituciones que han externalizado parte de sus actividades. Entre las
principales ventajas se pueden mencionar las siguientes:
- concentrar los esfuerzos de
la empresa en desarrollar la actividad de su giro principal,
- compartir el riesgo de las inversiones
con el proveedor externo,
- liberar recursos que pueden
ser utilizados en otras actividades más rentables,
- generar entradas de capital
por la eventual venta de activos que se dejan de ocupar,
- mejorar la eficiencia al
traspasar la ejecución de actividades especializadas a expertos,
- acceder a tecnologías de
punta sin tener que realizar inversiones frecuentes en modernizarse, y
- suplir insuficiencias de
capacidad de servicios para apoyar las estrategias de crecimiento.
La
especialización de actividades generalmente se asocia con el aumento de
eficiencia en los procesos y de eficacia en los resultados al permitir reducir
la distracción de recursos en operaciones de procedimientos a veces simples,
como algunos mantenimientos de activos, y concentrarlos en las actividades
principales de la misión corporativa. Al externalizar, la empresa reduce la
cantidad de procesos internos, lo que le posibilitará concentrar sus esfuerzos
en la optimación de las actividades que continúa desarrollando. Al focalizar el
trabajo en menos cantidad de tareas puede también aumentar la rapidez,
precisión y calidad de los procesos.
La
posibilidad de compartir el riesgo de la inversión con terceros es
especialmente importante cuando una parte del proceso esta inserto en un sector
cuya tecnología es altamente cambiante. Por ejemplo, importantes editoriales de
nivel mundial han preferido concentrar sus esfuerzos en el trabajo editorial
(identificación de requerimientos de textos, búsqueda del autor más calificado
para emprender el proyecto, distribución y venta), haciendo outsourcing
de la impresión de los libros. De esta forma, la fuerte velocidad de cambio que
se observa en la tecnología de impresión deja de ser una preocupación de la
empresa, obligando a que sean los proveedores de servicios quienes enfrenten
estas renovaciones si quieren seguir siendo competitivos. Al quedar obsoleta
rápidamente una tecnología, la empresa editora sólo cambia al proveedor del
servicio si éste no es capaz de adecuar su oferta a la modernidad permanente
del sector.
Aunque en
muchos casos hacer un outsourcing puede ocasionar mayores costos que los
que tendría la empresa si continúa con el desarrollo del proceso internamente,
la decisión de externalizar podría justificarse por permitir la liberación de
recursos que pueden ser utilizados en actividades más rentables. Generalmente,
un outsourcing deja a determinados recursos, como terrenos, galpones,
vehículos o personal, disponibles para destinarlos a incrementar la eficacia de
otros procesos al interior de la empresa. Es así como un proyecto de ampliación
de una línea de productos muy rentable puede ser financiada mediante la
disminución de requerimientos de capital para los activos y recursos que un outsourcing
pueda liberar. La optimación del uso de los recursos que el evaluador de
proyectos debe buscar permanentemente en la empresa lo obliga a estudiar
aquellas opciones a los proyectos rentables existentes que pudieran hacer aun
más rentables los recursos invertidos por la empresa.
De igual
forma, la externalización permite liberar recursos de capital que pueden ser
vendidos generando recursos financieros que pueden destinarse a otras opciones
más lucrativas, como, por ejemplo, para reemplazar tecnología que pudiera estar
empezando a enfrentar aumentos en la tasa de costo de mantenimiento y uso de
repuestos o para pagar un crédito cuyo costo financiero sea superior al
eventual mayor costo de una externalización.
También
el outsourcing se considera como una forma proactiva para mejorar la
productividad y cumplir con requerimientos difíciles para el cumplimiento de
plazos y tipo de trabajo, al mejorar la eficiencia global de la empresa por
traspasar la ejecución de esas actividades complejas a expertos. La eficiencia
aumenta con una externalización cuando la empresa consigue, mediante ella, una
asistencia profesional y calificada en materias donde se requiere un alto grado
de conocimiento y experiencia en la ejecución de una determinada tarea,
permitiendo reducir “cuellos de botella” en el proceso y adquirir nuevas
habilidades cuando el proveedor especializado puede ayudar a definir
requerimientos realistas al proceso.
Las
empresas que intentan hacer todo ellas mismas incurren frecuentemente en altos
costos de investigación, desarrollo, producción y distribución de sus
productos.
El outsourcing
permite a la empresa acceder a tecnologías de punta sin exigir la realización
de las inversiones permanentes de una modernización. Es, en este sentido, un
instrumento que posibilita mitigar las pérdidas y la distracción de recursos de
capital para enfrentar el proceso de adecuación a los cambios tecnológicos. De
la misma forma, una administración eficiente del outsourcing acelera los
beneficios de una reingeniería para mejorar los costos, la calidad, el precio y
la velocidad de producción y ventas en el giro central de la empresa.
Por
último, el outsourcing permite apoyar las estrategias de crecimiento de
la empresa al suplir o compartir responsabilidades donde pudieran existir
deficiencias e incapacidades para otorgar las respuestas en la provisión de
servicios que exige ese desarrollo.
Menos
importantes pero de igual pertinencia son las ventajas de optar a tecnologías
de vanguardia, adoptar nuevas metodologías de trabajo y aplicar estándares de
producción y calidad más adecuados. En general, las empresas que ya han
implementado este sistema de funcionamiento aseguran haberse desprendido de
estructuras pesadas y logrado agilidad y flexibilidad para adaptarse a los
continuos cambios del mercado.El outsourcing, que inicialmente se empezó
a desarrollar en las áreas de sistemas de información, logística y transporte,
hoy llega a otras que antes se consideraban propias del negocio: el marketing,
algunas etapas del proceso de producción y ciertos servicios financieros. Los
factores que se señalan como principales causas para explicar este cambio son
la innovación tecnológica, la competencia y la globalización.
Para las
empresas que lo han adoptado, las principales ventajas observadas son la
obtención de los mismos procesos pero de manera más eficaz, con mayor calidad y
menor costo. Al intensificarse la competitividad aumenta la necesidad de
concentrar sus esfuerzos en los aspectos determinantes de esa competitividad,
para lo cual ceden tareas que pueden ser desarrolladas externamente, con más
exigencias y mayor profesionalismo.
Sin
embargo, también existen desventajas que recomiendan que cada proyecto de outsourcing
sea completa y correctamente evaluado. Entre otras, se pueden mencionar:
- la pérdida de control
directo sobre la actividad descentralizada,
- la dependencia de terceros,
- el traspaso de información,
- el eventual mayor costo
externo (que incluye la utilidad de quien presta el servicio y los mayores
costos de transporte),
- la administración del
proceso de compra a terceros, y
- la pérdida de talentos
internos.
La
pérdida de control sobre una actividad entregada a terceros se puede mitigar
con la definición de estándares de desempeño, tanto de calidad como de
oportunidad en la entrega, pactados con el proveedor del servicio. El mayor
riesgo asociado a una decisión de outsourcing radica en el
incumplimiento de los estándares cuando la empresa ya se deshizo de los activos
que le permitían el procesamiento interno. De ser así, revertir la decisión
puede ser sumamente costoso por la cuantía de las inversiones que posibiliten
la readecuación de procesos que antes de la externalización se realizaban con
activos cuyo costo de inversión estaba “hundido” y tenía menor relevancia que
la magnitud de la inversión en nuevos equipos, contratación y capacitación del
personal despedido o reubicado en la empresa, etcétera.
Muy
asociado con la pérdida de control está la mayor dependencia a decisiones de
terceros para mantener el funcionamiento adecuado de la empresa. Cuando una
empresa entrega a otra mediante outsourcing una parte del desarrollo de
su actividad, pasa a competir con otras que contratan el servicio con el mismo
proveedor por la oportunidad en la ejecución de la tarea. Si la empresa
contrata bajos niveles de operación, probablemente el proveedor, frente a
cualquier problema de cumplimiento, optará por atender a aquel cliente que sea
más importante para él, por preferir arriesgar la pérdida de un cliente cuya
prestación de servicio sea menos significativa en términos monetarios y
relativos.
Otra
desventaja del outsourcing es la posible pérdida en la confidencialidad
de la información sobre, por ejemplo, niveles de actividad, especialmente
cuando se externaliza el bodegaje o el manejo informático de la empresa.
Aunque es
posible que el proveedor del servicio externo tenga economías de escala en su
operación por la especialización que logra en sus procesos (y que podría
traspasar a precios inferiores al costo de hacer la actividad internamente)
puede aumentar en ciertas ocasiones el costo, por cuanto el proveedor del
servicio agrega tanto su propia utilidad como otros costos en los cuales la
empresa no incurría, como, por ejemplo, el mayor costo del transporte o los
seguros involucrados.
Cualesquiera
sean los beneficios de un outsourcing, es necesario considerar también
el mayor costo tanto de administración del proceso de vinculación, negociación
y transferencia de servicios, como de las acciones de control del proveedor
externo.
Al
externalizar servicios o partes del proceso de producción, la empresa empieza a
prescindir de algunos expertos que pudieron haber tomado años en adquirir el
conocimiento logrado. La pérdida de ellos hace muy difícil la decisión de
volver a la situación anterior si cambian las condiciones que hicieron más
atractivo optar por el outsourcing, inflexibilizando la toma de
decisiones gerenciales.
Externalizar
a terceros parte de los procesos que se realizan internamente en la empresa
puede constituir una forma eficaz para mejorar el resultado del proceso de
asignación de sus recursos. Sin embargo, la metodología de medición de su
conveniencia no es trivial y requiere de consideraciones particulares dentro de
los proyectos de modernización.
En este tipo de decisiones es fundamental diferenciar entre costos contables y costos reales, por cuanto la externalización de servicios muy raramente permitirá a la empresa ahorrarse la totalidad de los costos atribuibles a su realización interna. Probablemente, los costos directos podrán ser mayoritariamente ahorrados, a menos que existan dificultades para su supresión, como, por ejemplo, los de la mano de obra.
En este tipo de decisiones es fundamental diferenciar entre costos contables y costos reales, por cuanto la externalización de servicios muy raramente permitirá a la empresa ahorrarse la totalidad de los costos atribuibles a su realización interna. Probablemente, los costos directos podrán ser mayoritariamente ahorrados, a menos que existan dificultades para su supresión, como, por ejemplo, los de la mano de obra.
Muchos
servicios externalizables consideran en su evaluación el ahorro en las
remuneraciones directas que una decisión de outsourcing podría
significar. Sin embargo, no siempre el recurso humano liberado con esa decisión
es eliminado de la empresa por distintos tipos de razones, como puede
fácilmente apreciarse en muchas dependencias del sector público.
Si el
recurso humano liberado es asignado a cumplir otras funciones para las cuales
se tenía programada una nueva contratación, indudablemente que existirá un
ahorro de costos y así se deberá considerar en la formulación del proyecto Si
la persona es reasignada para desempeñar una función para la cual se puede
contratar a otro funcionario por un sueldo distinto al que él percibe, el
ahorro de costo no será su sueldo actual sino el que le permite, con su
reubicación, ahorrarse a la empresa. Pero si es asignado a otra función por
existir algún impedimento para su exoneración, no podrá asignársele el
beneficio de su ahorro.
De igual
forma, se deberán considerar cuidadosamente aquellos costos indirectos de la
externalización, como los ocasionados por la administración y supervisión de la
tarea externa o como los efectos tributarios derivados del probable ahorro de
costos.
Uno de
los mayores problemas se observa en relación con la liberación de activos y con
la forma de considerarlos correctamente en el flujo de caja. Es común que al
externalizar se incluya como beneficio del proyecto el ingreso generado por la
venta del activo liberado. Sin embargo, esto es incorrecto por cuanto la
pertenencia del activo no es a causa del proyecto de outsourcing sino
que ya estaba en la empresa y es independiente de él aun cuando la decisión
conlleve a su venta. Lo único que es atribuible a él es la posibilidad de hacer
líquidos recursos fijos mediante su venta. Es decir, permite a la empresa
vender hoy un activo en vez de quedarse con él. Si no se hace el outsourcing,
la situación base o sin proyecto deberá mostrar en el valor de
desecho la propiedad que la empresa mantendrá por quedarse con el activo. Si se
hace el proyecto, aparecerá como ingreso por venta.
Antes
de empezar vamos a explicar de forma breve qué significa este término. Outsourcing es la
realización de un servicio externo por parte de profesionales con un alto nivel
de especialización.
Desde
el punto de vista del empresario, muchas veces nos encontramos con que no hay
tiempo suficiente para hacer crecer el negocio tan rápido como desearíamos, que
algunas tareas requieren un gran trabajo y, además, la empresa no siempre
dispone de las competencias suficientes para realizar algunos proyectos
específicos. Por esta razón, la mejor opción y salida a todos estos problemas
es la externalización
o el outsourcing de servicios. Para garantizar el
crecimiento de nuestro negocio, debemos tener en cuenta que la incorporación de
un experto a la plantilla puede ser más cara que la externalización de una
tarea específica durante un periodo concreto.
Estos
profesionales o empresas externas se encargan de la realización de la tarea o
área que se quiera externalizar, obteniéndose el máximo rendimiento y
reduciéndose los recursos y trabajo necesarios por parte de la empresa. Desde
hace años, la tendencia a contratar freelances a través de Internet está
creciendo, especialmente en proyectos relacionados con las tecnologías de la
información, el diseño y la programación web.
Empresas
como twago permiten a sus
clientes publicar proyectos de forma gratuita en su plataforma y los autónomos
o freelances españoles e internacionales pueden enviar sus presupuestos. La
mayoría de los proyectos publicados están relacionados con el diseño web y la programación
php,
aunque también pueden encontrarse proyectos de otras áreas como la traducción.
Para
freelance y autónomos esta plataforma supone una fuente fundamental para
encontrar nuevos proyectos en los que trabajar y, además, ofrece la posibilidad
de realizar proyectos para empresas de otros países.
En
definitiva, plataformas como twago ayudan tanto a los autónomos como a las
empresas. Los autónomos contactan con empresas para prestarles sus servicios
mientras que las empresas externalizan proyectos y encuentran a los freelances
idóneos para realizarlos.
Los
proyectos que queramos externalizar deben tener un plan claramente definido y
debemos conocer bien las áreas que se van a externalizar, ya que existen áreas más
propensas a la externalización y otras áreas menos estratégicas para la empresa
o menos críticas. Lógicamente, las empresas no deberían estar dispuestas a
delegar a un tercero la gestión de un área estratégica ni entregarle
información privilegiada ya que supone un riesgo estratégico que puede afectar
negativamente a la dirección de la empresa. Twago ha sabido solucionar este
problema de forma online con un acuerdo de confidencialidad entre las partes
durante el proceso de externalización. De esta forma, a través de plataformas
online, se consigue establecer alianzas que hacen más eficientes tareas
fundamentales para el negocio.
2.
PROYECTOS DE INTERNALIZACIÓN
Los
proyectos de Internalización, son
aquellos en los que se evalúa la conveniencia de hacer internamente algo
evitando la intervención de terceros. Estos proyectos se evalúan de manera
similar que los proyectos de outsourcing. Es importante mencionar que todas las
ventajas que se mencionaron en el outsorcing son desventajas para este tipo de
proyecto debido que estos son tipos de proyectos opuestos.
La
importancia de este tipo de proyecto radica en aumentar la productividad de los
recursos humanos y materiales de la empresa.
Opciones
para aumentar la productividad de la empresa:
Reducir
los costos de funcionamiento mediante la disminución de los recursos
existentes, manteniendo el nivel de operación.
Aumentar
el nivel de actividad, disminuyendo las capacidades en uso, sin aumentar
los recursos existentes.
Aumentar
el nivel de actividad por sobre un aumento de costos para cambiar la relación.
Como
ejemplo de proyecto de internalización tenemos el que determina la conveniencia
de una integración vertical de proceso de producción, abastecimiento,
distribución o venta.
Otro
ejemplo serían los proyectos relacionados con las fusiones de empresas. Las
fusiones horizontales son las que se realizan dentro de la misma industria y
también cabe dentro del proyecto de ampliación. Y las fusiones verticales
corresponden a la integración de una determinada etapa de proceso de
adquisición, producción, distribución y ventas.
Leer más: http://tiposdeproyectos.webnode.es/news/proyectos-de-internalizacion/
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3.
PROYECTOS
DE REEMPLAZO
La
definición de un programa correcto de sustitución de activos representa uno de
los elementos fundamentales de la estrategia de desarrollo de una empresa. Un
reemplazo postergado más tiempo del razonable puede elevar los costos de
producción, perder competitividad ante empresas que se modernizan o incumplir
con los plazos de entrega, entre otros problemas fáciles de identificar. Un
reemplazo que se anticipa puede ocasionar el desvío de recursos que pudieran
tener otras prioridades con mayor impacto positivo para la empresa, además del costo
de oportunidad que implica no trabajar con estructuras y costos óptimos.
El
estudio de las inversiones de modernización por la vía del reemplazo es el más
simple de realizar, aunque, como se verá a continuación, se presentan ciertas
complejidades asociadas a la forma de seleccionar la información relevante para
la toma de la decisión y al procedimiento para construir los flujos de caja
adecuados.
La
necesidad de sustituir activos en la empresa se origina en varias causas:
Por
capacidad insuficiente de los equipos existentes para enfrentar un eventual
crecimiento de la empresa.
- Por un crecimiento en los
costos de operación y mantenimiento de los equipos en niveles ineficientes
comparativamente con los de un nuevo equipo.
- Por una productividad decreciente
originada en el aumento de horas de detención del activo para someterlo a
reparaciones o mejoras.
- Por la obsolescencia –o
envejecimiento económico- observada comparativamente en el mejoramiento
continuo derivado de los cambios tecnológicos, que hacen aconsejable la
renovación de equipos que, aunque no manifiesten un nivel de desgaste
suficiente ni costos de mantenimiento crecientes, enfrenten una opción
tecnológica nueva con menores costos de operación o mayor eficiencia en la
producción.
- Por la destrucción física
total asociada con averías irreparables o que siendo reparables tengan un
costo de arreglo tan alto que no justifique el gasto.
Dentro de
los proyectos de reemplazo es posible identificar, fundamentalmente, tres tipos
de opciones básicas:
- Opción de sustitución de activos sin cambios en el
nivel de operación ni, por lo tanto, en el nivel de ingresos. Cuando
un reemplazo no tiene impacto sobre los ingresos de operación de la
empresa, éstos pasan a ser irrelevantes para la decisión, por lo que la
evaluación deberá elegir la opción de menor valor actual de los costos
proyectados. Los únicos ingresos relevantes serán los que se encuentran
relacionados con la venta del equipo que se reemplaza, así como con los
valores de desecho incluidos en el cálculo de los beneficios. En este
caso, la empresa puede optar por quedarse con el equipo actual o
sustituirlo por otro nuevo, basándose en el criterio de mínimo costo. Si
incluyera los beneficios, irrelevantes por ser comunes para ambas
opciones, necesariamente se elegirá la misma opción según el criterio de
máxima utilidad. Si los ingresos actuales no se ven modificados con el
reemplazo, la opción de mínimo costo será siempre la de mayor utilidad.
Por ejemplo:
Sin
reemplazo
|
Con
reemplazo
|
|
Ingresos
|
1.000
|
1.000
|
Costos
|
- 700
|
- 800
|
Beneficio
neto
|
300
|
200
|
La opción sin reemplazo es más
conveniente por ser la de mínimo costo o la de mayor beneficio neto.
- Sustitución de activos con
cambios en los niveles de producción, ventas o ingresos. Cuando la decisión de reemplazo de un activo
hace que se modifiquen los niveles de productividad en la empresa o se
generen nuevos ingresos derivados de cambios en la calidad y precio del
producto o del aprovechamiento de nuevas posibilidades comerciales, como,
por ejemplo, la venta de desechos que, con la nueva tecnología incorporada
con el equipo que reemplaza al anterior, pudieran tener una posibilidad de
venta antes imposible, tanto los ingresos como los costos asociados al
cambio en el activo pasan a ser relevantes para la decisión. Al cambiar
los ingresos, la solución de mínimo costo podría no ser siempre la más
conveniente. Por ejemplo:
Sin
reemplazo
|
Con
reemplazo
|
|
Ingresos
|
1.000
|
1.200
|
Costos
|
- 700
|
- 800
|
Beneficio
neto
|
300
|
400
|
En esta situación, se debería agregar
los efectos indirectos sobre la inversión en capital de trabajo.
- Imprescindencia de la
sustitución de un activo con o sin cambio en el nivel de operación. Cuando la empresa debe necesariamente hacer
el reemplazo de algún equipo (por ejemplo, cuando el activo está
deteriorado u obsoleto), la situación base no existe y se debe evaluar
cuál de las opciones existentes en el mercado es la más conveniente,
aunque considerando el impacto sobre el resto de la empresa, si lo
hubiera.
En los
dos primeros casos podría ser posible que se determine que la situación con
reemplazo es mejor que la situación actual. Sin embargo, siempre será necesario
considerar la opción de mejorar la situación base como una más para evaluar.
Esto es lo que comúnmente se denomina situación base optimada.
En los
tres casos anteriores se podría también presentar la posibilidad de que las
opciones que se comparen (entre la situación actual y una alternativa de
reemplazo o entre distintas opciones de reemplazo) pudieran tener distintas vidas
útiles.
La
determinación del horizonte de evaluación de activos con distinta vida útil es
una tarea importante para calcular la conveniencia de la sustitución. En muchos
casos, las vidas útiles de los activos que se comparan son distintas o, si son
iguales, poseen una vida útil remanente distinta. Cuando el activo que se busca
reemplazar tiene una vida útil distinta (usualmente menor) a la del equipo
nuevo y genera un cambio en la tecnología (por ejemplo, evaluar la sustitución
de un proceso intensivo en mano de obra por otro intensivo en capital o, como
se verá en el caso siguiente, reemplazar el transporte de residuos mediante el
uso de camiones o por tuberías), es posible evaluar ambas opciones en la
cantidad de años de vida útil de la menor de ellas, por cuanto es el máximo
tiempo posible de comparación. Cuando difícilmente se
puede suponer que la tecnología antigua será reemplazada por otra de similares
características al final de su vida útil, existiendo ya una opción mejorada, la
decisión comúnmente se toma entre cambiar hoy la tecnología o hacerlo al
final de su vida útil. Por otra parte, se debe tener en consideración que si
bien el proyecto de hacer el reemplazo libera y permite vender el activo en
uso, este beneficio no puede ser atribuido al proyecto de sustitución, por
cuanto la empresa, si se hace el reemplazo, perderá la propiedad de dicho
activo.
Para
considerar los reales impactos de la decisión, se deberá incorporar, en la
situación con proyecto, el ingreso por la venta del activo liberado y, en la
situación base, el valor de desecho que tendría al final de su vida útil, si la
empresa continuase con él. En un análisis incremental se incorporará en el
momento cero el ingreso por la venta del activo y, en el último período de
evaluación, el menor valor de desecho que tendría la empresa, el que, por ser
un costo para ella, se anotará con signo negativo. Ambos procedimientos
conducen a un mismo resultado.
En
proyectos de reemplazo sin variación en los niveles de operación se suelen
omitir los cambios en los niveles de inversión en capital de trabajo, por
cuanto probablemente tengan un impacto insignificante en los resultados de la
evaluación, ya que se originarían en pequeños cambios en las estructuras de
costos, básicamente por economías o deseconomías de escala. Como se mencionó
anteriormente, esto es válido en nivel de prefactibilidad, pero en un estudio
en factibilidad se deberá validar esta consideración antes de incorporarla.
Los
costos asociados con la no sustitución de un activo se ocasionan por el mayor
costo de operación y de mantenimiento, por la disminución de la capacidad de
producción y ventas al aumentar los días de detención para efectuar
reparaciones y por la declinación comparativa de la calidad en relación con la
de un equipo nuevo, lo que puede ocasionar una disminución en las ventas, en la
readecuación de los precios para recuperar competitividad o el reprocesamiento
de productos derivados de la menor calidad de producción.
Una
opción que siempre se debe evaluar cuando se estudia una posible sustitución de
activos es la de mejorar la situación existente. Es decir, el gasto en una
reparación mayor o modernización del activo actual puede tener un menor valor
actual de costos que seguir con él.
El marco
conceptual es la herramienta clave con la cual se identifican los diferentes factores, que bien limitan o facilitan la ampliación,
dentro de las tres fases de un proyecto:
• El
pre-proyecto
• La
implementación
• La fase
pos-proyecto
Esta última
década se ha visto caracterizada por una gran preocupación de que los impactos
generados por los proyectos de desarrollo y transferencia de tecnología y
metodologías a favor de la población meta, no corresponden a los esfuerzos llevados
a cabo a favor por los proyectos.
El
concepto de ampliación es novedoso en el sentido en el que éste implica tanto
la ampliación vertical como la horizontal.
Tradicionalmente
la difusión de metodologías y tecnologías se ha llevado a cabo de una manera horizontal,
como “algo” que debería de ocurrir por sí solo al finalizar un proyecto, o a
través de técnicas tan inefectivas como la documentación y publicación de
documentos.
El nuevo
concepto de ampliación involucra una estrategia distinta, en la cual se tiene
en cuenta la ampliación y el diseño de un proyecto, tomando como factor
imprescindible la ampliación vertical, es decir no sólo la expansión de tecnologías
a más gente en un área geográfica, sino compartiendo responsabilidades con un
diverso grupo de actores a diferentes niveles.
¡¡¡¡¿¿¿¿Qué????!!!!
- dice la esposa al marido que acaba de pedirle el divorcio después de 25 años
de matrimonio- ¿ahora me dejas después
de haberte dado los mejores años de mi vida?. Por
eso - contesta el marido - no
quiero ni imaginarme cómo serán los peores.
La
mayoría de los evaluadores habla de proyectos de inversión, en circunstancias
que, al interior de una empresa, es frecuente la evaluación de proyectos de desinversión (como el outsourcing, el abandono o el reemplazo de una
tecnología con mucha capacidad ociosa por otra menor). En un proyecto de
inversión, nadie omite asignarle un valor al remanente de la inversión (valor
de desecho del proyecto). Sin embargo, en la mayoría de los proyectos de desinversión se omite considerar con signo
negativo el valor de la menor propiedad que el proyecto ocasionará a la
empresa. Por ejemplo, al hacer un outsourcing
de alguna actividad, habrá un ingreso inicial generado por la venta de los
activos que dejarán de ser necesarios, pero al final del horizonte de
evaluación, la empresa habrá visto disminuir el valor de su propiedad. Algo
similar sucede con la recuperación del capital de trabajo, que aparecerá
también con signo negativo en un flujo incremental al final del horizonte de
evaluación. ¡¡¡¡¿¿¿¿Qué????!!!! - dice la esposa al marido que acaba de
pedirle el divorcio después de 25 años de matrimonio- ¿ahora me dejas
después de haberte dado los mejores años de mi vida?
- Por eso- contesta el marido- no quiero ni imaginarme cómo serán los peores.
La mayoría de los evaluadores habla de proyectos de inversión, en circunstancias que, al interior de una empresa, es frecuente la evaluación de proyectos de desinversión (como el outsourcing, el abandono o el reemplazo de una tecnología con mucha capacidad ociosa por otra menor). En un proyecto de inversión, nadie omite asignarle un valor al remanente de la inversión (valor de desecho del proyecto). Sin embargo, en la mayoría de los proyectos de desinversión se omite considerar con signo negativo el valor de la menor propiedad que el proyecto ocasionará a la empresa. Por ejemplo, al hacer un outsourcing de alguna actividad, habrá un ingreso inicial generado por la venta de los activos que dejarán de ser necesarios, pero al final del horizonte de evaluación, la empresa habrá visto disminuir el valor de su propiedad. Algo similar sucede con la recuperación del capital de trabajo, que aparecerá también con signo negativo en un flujo incremental al final del horizonte de evaluación.
- Por eso- contesta el marido- no quiero ni imaginarme cómo serán los peores.
La mayoría de los evaluadores habla de proyectos de inversión, en circunstancias que, al interior de una empresa, es frecuente la evaluación de proyectos de desinversión (como el outsourcing, el abandono o el reemplazo de una tecnología con mucha capacidad ociosa por otra menor). En un proyecto de inversión, nadie omite asignarle un valor al remanente de la inversión (valor de desecho del proyecto). Sin embargo, en la mayoría de los proyectos de desinversión se omite considerar con signo negativo el valor de la menor propiedad que el proyecto ocasionará a la empresa. Por ejemplo, al hacer un outsourcing de alguna actividad, habrá un ingreso inicial generado por la venta de los activos que dejarán de ser necesarios, pero al final del horizonte de evaluación, la empresa habrá visto disminuir el valor de su propiedad. Algo similar sucede con la recuperación del capital de trabajo, que aparecerá también con signo negativo en un flujo incremental al final del horizonte de evaluación.
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