Diferencia
entre los cultivos transgénicos, híbridos y los tradicionales
Según:
Martín Teitel. La producción de híbridos y el mejoramiento genético tradicional de distintas variedades ha sido una técnica de
producción agrícola practicada desde los inicios de la
agricultura. Los cruces desarrollados a través de
estos métodos convencionales se realizan en variedades iguales o similares.
Estas especies tanto animales como vegetales son el resultado de miles de años
de evolución. El entrecruzamiento tradicional es el resultado de un proceso
natural de reproducción sexual dentro de la misma especie.
La información hereditaria de ambos padres se combina y pasa a la cría. En este
proceso las mismas secciones de información genética de la especie, conocida
como ADN (ácido desoxirribonucleico) se intercambian con los mismos cromosomas
(cuerpo del núcleo de la célula que alberga al ADN), pero los genes casi
siempre quedan exactamente en el mismo orden y en las mismas ubicaciones dentro
de los cromosomas. Un gen estará entonces siempre rodeado por la misma
secuencia de ADN a menos que ocurra un accidente o una mutación.
Especies
que están emparentadas también pueden reproducirse, como el caballo y el burro,
si bien sus crías (híbridos) la mula serán muy probablemente estériles. La
esterilidad y otras disfunciones en los híbridos son el resultado de diferencias
genéticas entre dos especies, diferencias que devienen en la incompatibilidad
genética. Cuando alteramos el paso natural de la evolución y mezclamos en un
mismo organismo vivo, un animal con un vegetal o viceversa, se termina allí el
entrecruzamiento tradicional y empieza la ingeniería genética. Los cultivos
transgénicos son por lo tanto claramente diferentes a los cultivos
tradicionales dado su método de creación. Los primeros son concebidos en un
laboratorio, mientras que los segundos son concebidos en la naturaleza. Sólo en
un laboratorio es posible introducir un gen de un organismo en el ADN
(estructura genética) de otro organismo, cuando se trata de otra especie
completamente distinta, o incluso de un reino diferente (hay vegetales
genéticamente modificados que poseen genes de animales, bacterias, virus, etc.)
para añadirle un rasgo o condición específica nueva.
Hace
miles de años nuestros ancestros iniciaron la domesticación y la conservación
de las plantas que forman la diversidad de cultivos que hoy asegura nuestra
alimentación.
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