LOS
CULTIVOS ENERGÉTICOS
Los cultivos energéticos
son cultivos agrícolas o forestales producidos expresamente con fines
energéticos en lugar de alimenticios, como ha sido la actividad tradicional en
la agricultura. La biomasa obtenida puede transformarse tanto en
biocombustibles líquidos para utilizarse en motores de combustión interna o
también en biocombustibles sólidos para su aprovechamiento en aplicaciones
térmicas para la generación de calor y electricidad.
Características
ideales que deben cumplir los cultivos dedicados a fines
energéticos.
· Altos niveles de
productividad en biomasa con bajos costos de producción para que la producción
de biocombustibles sea económicamente viable en relación con los combustibles
de origen fósil.
· No contribuir a la
degradación del medio ambiente, de tal forma que el balance ambiental producido
por el cultivo sea mejor al que se produciría si la tierra no estuviese
cultivada o fuera ocupada por un cultivo tradicional. Posibilidad de
desarrollarse en tierras marginales.
· Requerimientos técnicos
convencionales, normalmente disponibles por los agricultores, similares a los
empleados para otros cultivos propios de la zona.
· Tener un balance
energético positivo, es decir, que la energía neta contenida en la biomasa
producida sea superior a la gastada en el cultivo, en la obtención de los
productos y en la generación y distribución de energía utilizable.
Ventajas directas de los cultivos
energéticos (Fernández,
1997; 2002):
· Los cultivos energéticos
que son perennes protegen al suelo de la erosión, eliminando la pérdida de
suelo que se deriva de su práctica continuada.
· Para ser rentables deben
tener bajos niveles de insumos, por lo que la agricultura resultante produciría
un menor impacto ambiental que la tradicional.
· Pueden ayudar a mantener
la fertilidad del suelo gracias a la incorporación de los residuos del cultivo
posteriormente.
· Pueden ser utilizados
para reforestar o revegetar tierras previamente degradadas.
· Crean puestos de trabajo
tanto en el sector agrícola como en el de la transformación, manteniendo la
actividad agrícola y fijando la población rural.
· Pueden proveer de
seguridad energética en zonas rurales.
Inconvenientes en los
cultivos energéticos (Fernández, 2002):
· Necesidad de buscar
nuevos cultivos distintos de los tradicionales ya que éstos han sido
seleccionados para fines alimenticios o industriales, pero no energéticos. Será
necesario iniciar trabajos de domesticación y mejora genética cuando se trate
de adaptar especies silvestres.
· Falta de experiencia del
agricultor y de los técnicos del sector agrícola en ese tipo de cultivos. Es
posible que haya que desarrollar técnicas específicas de cultivo y prever la necesidad
de estudiar posibles nuevas plagas y enfermedades que aparezcan.
· Producciones estacionales
y por ende la necesidad (y los costos) de almacenar la biomasa para garantizar
el suministro durante todo el año o combinar distintos tipos de cultivos y residuos.
· Desconocimiento entre
sectores agrícola y energético.
· En caso de minifundios,
la necesidad de articular y establecer contratos con numerosos agricultores a
la vez.
Cultivos aprovechados en la
actualidad con fines energéticos:
Cultivos
productores de biomasa, lignocelulósica para aplicaciones térmicas.
Por ejemplo:
· especies herbáceas: cardo
(Cynara cardunculus);
· especies leñosas: sauces
(Salix sp.), chopos (Populus sp.), eucaliptos (Eucalyptus sp.),
acacias (Familia Mimosaceae).
Cultivos
alcoholígenos,
productores de azúcares o polisacáridos fermentables y que sirven para la
producción de bioetanol. Por ejemplo:
· caña de azúcar (Saccharum offi cinarum),
· patata (Helianthus tuberosus),
· remolacha (Beta vulgaris),
· sorgo azucarero (Sorghum
bicolor).
Cultivos
oleaginosos, productores de aceite
para su transformación en biodiésel. Por ejemplo:
· colza (Brassica napus),
· girasol (Helianthus
annus),
· soya (Glycine max),
· palma aceitera (Elaeis
guineensis),
· piñón (Jatropha curcas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario