El término biomasa significa, en su
definición más amplia, cualquier tipo de materia orgánica que haya tenido su
origen inmediato en algún proceso biológico. Este concepto comprende tanto a
los productos de origen vegetal como a los de origen animal, incluyendo los
materiales procedentes de su transformación natural o artificial. Quedan
excluidos los combustibles fósiles, porque aunque derivan de materiales
biológicos, a través del tiempo han sufrido transformaciones que han alterado
profundamente su naturaleza.
La energía de la biomasa
procede de la energía solar fijada por los vegetales mediante la fotosíntesis y
acumulada en los enlaces químicos de las moléculas orgánicas que los conforman
– es entonces una forma de energía química. (Fernández, 2002).
Anualmente las plantas fijan,
por medio de la fotosíntesis, 70 mil millones de toneladas de carbono (Hoeneisen, 1997) con un contenido de
energía equivalente a unas diez veces el consumo mundial de energía anual. El
contenido energético de la biomasa almacenada en la superficie terrestre es
semejante al de las reservas probadas de todos los combustibles fósiles.
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